“No podemos amar verdaderamente a los demás cuando no nos gustamos a nosotros mismos, e incluso nos odiamos.” (Barksdale, 1991)
¿Pánico, desesperación, agobio, impotencia, desorientación, sin fuerzas, o miedo porque se ha alterado el orden usual de sus eventos diarios? Son sensaciones y estados de ánimo que atravesamos ante una amenaza o quebranto súbito de salud física o emocional. ¿Cómo mantenemos enfoque y equilibrio para transformar esos procesos tan retantes, en oportunidades para madurar y evolucionar?
Aplica el Proceso de Autocoaching de 3 pasos: si cambias tu pensamiento, cambiará tu emoción, y por ende, tu comportamiento. Las emociones son impulsos o disposiciones para la acción. Son tendencias biológicas moldeadas por experiencias pasadas y por el proceso educativo (trasfondo personal y trasfondo social) que dirigen nuestras decisiones, trabajando en colaboración con la mente racional y permitiendo o imposibilitando el pensamiento mismo. La persona emocionalmente balanceada convierte las amenazas en desafíos y los afronta con energía y entusiasmo, y esto aplica a todas las edades.
Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en los cinco trillones de células que forman un organismo. El Dr. Juan Hitzig, Profesor de Biogerontología en la Universidad de Maimónides en Buenos Aires, Argentina, y miembro de la Academia de Medicina Anti-Aging, estudió las características de los longevos saludables y concluyó que más allá de los elementos biológicos, el denominador común que exhibían todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes.
Conductas “R” como resentimiento, rabia, rencor, reproche, represión y resistencia facilitan la secreción de cortisol, una hormona esteroide producida por la glándula adrenal que puede acelerar el envejecimiento. Estas conductas generan actitudes “D” como desánimo, depresión desesperanza, desesperación y desolación, las cuales deterioran la salud, facilitando la enfermedad.
Conductas “S” como silencio, serenidad, sonreír, soñar, soltar el control, sexo seguro y sabiduría activan la serotonina (neurotransmisores que se encuentran en varias regiones del sistema nervioso central y que se relacionan con el estado de ánimo, el placer y la liberación del estrés). Estas conductas generan actitudes “A” como amor, amistad, aprecio y acercamiento, las cuales promueven bienestar, buen humor, relaciones fértiles y optimismo.
EL ALFABETO EMOCIONAL
A Alimenta el alma, alegría, apoyar, aprender, abrazar, agradecer
B Baila, bendice, bondad
C Comunica, calma, compasión, curiosidad, caridad, confianza
D Disfruta, despreocúpate, discernir, dormir
E Escuchar, ejercicio, emprender, esperanza, empatía, espiritualidad
F Fe, felicidad, familiar, fortaleza
G Gozo, gusto, ganas
H Honestidad, hogar
I Idear, impulsar, investigar, inocencia, inteligencia emocional
J Justicia
L Levantarse, libertad
M Moverse, meditar, motivación
N Nutrirse
O Orar, organizarse
P Paz, planificar, pasión, perdonar
Q Querer
R Re-enmarcar, reconciliarse, respirar, relajarse
S Sin prisa, sencillez, sonreír, satisfacerse, soltar, sensibilidad
T Tranquilidad, talentos
U Unión, usar el sentido común
V Voluntad, vive, viaja,
Y Yoga
Z Zambúllete en tu mundo interior
La autoestima es esencial para la supervivencia emocional; sin cierta dosis de autoestima la vida puede resultar enormemente penosa, haciendo imposible la satisfacción de muchas necesidades básicas. La forma en que uno se percibe y se valora a sí mismo puede cambiar, sanándose así las antiguas heridas causadas por el auto rechazo. Este cambio requiere voluntad y perseverancia porque la autoestima no es un estado fijo o rígido, sino que cambia con relación a las experiencias y sentimientos.
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