Por: Dra. Aury Beltrán, PCC-ICF

“Tu palabra es el poder que tienes para crear. Es a través de la palabra que puedes manifestar todo. No importa el idioma que hables, tu intención se manifiesta con la palabra. La palabra no es solo un sonido. La palabra es una Fuerza; es la Fuerza que tienes para generar los eventos de tu vida.”

Don Miguel Ruiz – Los Cuatro Acuerdos

¿Se ha fijado en la forma en que se comunican e interactúan las personas diariamente en las empresas? Es cuestión de elección: los grupos y equipos de trabajo pueden comunicarse funcional, o disfuncionalmente. 

Las organizaciones son comunidades donde se adoptan ciertas formas de comunicación, y también se imposibilitan otras. Tan importante es la forma en que la gente habla entre sí, como su diálogo interno individual. La Responsabilidad Social Empresarial y Misión-Visión-Valores se refleja en el lenguaje verbal y no-verbal de sus miembros. Los líderes de negocio tienen mayor poder y capacidad para moldear, alterar, o endosar las normas existentes del lenguaje común, convirtiéndose así en agentes de cambio. Para modificar la relación con colegas o empleados es necesario re-inventar el estilo de “conversación”. ¿Cuánto tiempo invertimos en “limpiar” diálogos que no produjeron los resultados esperados? Las conversaciones impactan dramáticamente las emociones, así como los resultados y logros de las personas y equipos.

El Coaching Profesional es una tecnología excelente y fascinante para facilitar dichos procesos; uno de sus pilares consiste precisamente en practicar una comunicación asertiva. Las formas de comunicarnos regulan el acceso a cómo pensamos, sentimos y significamos; esto moldea cómo vemos el mundo y nos desempeñamos en él. Según Robert Kegan y Lisa Laskow en su libro “Seven Languages for Transformation”, existen formas de lenguaje cualitativamente diferentes (internas e interpersonales) que unidas a la atención e intención, pueden promover una comunicación auténtica en las relaciones interpersonales de trabajo.  Las formas internas (personales) pueden transformar los límites mentales a una forma positiva e innovadora: compromiso en lugar de quejas, responsabilidad personal en vez de culpas, exaltarnos en lugar de deprimirnos, y creencias sólidas que sustituyan las asunciones negativas. Las interpersonales transforman positivamente el intercambio personal u organizacional: de un lenguaje impersonal a otro de implicación constante, de reglas y procedimientos a acuerdos y alianzas, y de crítica contenciosa al “feedback” constructivo. 

Esto nos lanza a validar el poder de las palabras (en japonés “kototama”), que son algo más que una serie de caracteres: son símbolos de las ideas que al >expresarse >escucharse y >comprenderse, abren puertas a resultados innumerables y asombrosos. No obstante, estos dependen de la claridad e intención con que utilicemos las palabras: la interpretación, los estados de ánimo, la connotación, y los agentes externos o interferencias que puedan afectar las conversaciones. El resultado podrá ser empático, fructífero, distorsionado, o hasta caótico.

Cuando tratamos al prójimo como a un ser único, capaz de elegir, reflexionar, entender y crear, generamos una comunicación interpersonal. Si le tratamos con indiferencia e ignorando sus sentimientos e inquietudes, ésta será una comunicación impersonal.

¿Por qué es tan importante distinguir entre estas dos modalidades de comunicar? Porque existe un vínculo directo entre la calidad de vida (personal y profesional) y la calidad de la comunicación. Investigaciones médicas demuestran que los conflictos no resueltos y las relaciones deficientes afectan los niveles de estrés, la presión sanguínea, la susceptibilidad al cáncer y enfermedades del corazón, y la salud física en general. Filósofos y psicólogos argumentan que el nivel de satisfacción personal, la serenidad, el balance y el sentido de pertenencia/bienestar “se determinan por la calidad de las relaciones con las personas que nos aprueban o no, nos aman o no, y aquellas a quienes amamos o no deseamos amar” [John Powell, “Why I am Afraid To Tell You Who I Am”].

Si la raíz de nuestra comunicación se torna más interpersonal que impersonal, el ‘hábitat’ organizacional es un eco-sistema balanceado interna y externamente. Beneficiaría tanto al cliente interno como al externo y a sus demás públicos. Un estilo flexible y genuino fomenta la conexión entre calidad de vida y calidad de expresión.

Detectemos y transformemos ¡ya! cualquier matiz de lenguaje e interacción tóxica que pueda ser VIRAL en la organización (envidia, chisme, hipocresía, cinismo, falsedad, preponderancia, rigidez, sumisión, hostilidad, odio, perfeccionismo, criticismo, quejas, protestas, apatía, mentira y otros muchos…). He aquí un inmenso espectro de oportunidad donde nuestra Certificación en Coaching Profesional: Personal y Empresarial aporta en fertilizar sus relaciones de trabajo a cualquier nivel jerárquico.
 
Los líderes y comunicadores más exitosos, satisfechos, competentes, apreciados y admirados son aquellos con un gran repertorio de sabiduría y destrezas. Son seres que pueden no solo expresar sus pensamientos y sentimientos y responder a los cánones sociales y culturales, sino que también pueden negociar el QUIÉN SOMOS y el QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ HOY en su organización

Para orientación sobre la Certificación o cualquiera de nuestros programas, puede llamarnos al (787) 364-5838 o escribirnos por este medio.

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